Se trata de un solar pequeño, en esquina, a los límites del casco antiguo de Orihuela. El proyecto proponía un edificio singular, coqueto, una fachada que mirara al río y a la sierra, y otra más opaca, con una entrada de doble altura y un pequeño jardín. Pese a que tiene poca superficie, los recursos de las dobles alturas y los jardines interiores ayudan a dar más porte al edificio.